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Violencia sexual en Nigeria: vidas abandonadas a cambio de la supervivencia

El hombre le pagaba a Yagana por sexo dos veces por semana. Solo se detuvo cuando la dejó embarazada.

"No lo vi más desde entonces. Me dijo que el bebé no era suyo y no me ofreció ningún tipo de ayuda", dijo Yagana.*

Nos encontramos con Yagana, de 36 años de edad, en un pequeño puesto de la Cruz Roja en uno de los campamentos que proliferan en Maiduguri para personas que quedaron sin hogar a causa del conflicto. Es una mujer tenaz y segura de sí misma.

La historia de Yagana comienza en 2015, cuando grupos armados atacaron su pueblo al noreste de Nigeria. En medio de los disparos, tomó a sus hijos y huyó.

Su marido fue asesinado y Yagana quedó sola, a cargo de sus hijos en el viaje a través de la tierra salvaje.

"No pude llevarme ninguna pertenencia. Ni siquiera tuve tiempo para cerrar con llave la puerta de mi casa", relató Yagana.

Maiduguri es la capital del estado de Borno. El lema del estado, "Borno, hogar de la paz", se lee en emblemas en señales de tráfico y placas de vehículos.

Sin embargo, en esta zona de Nigeria, no se ha sentido la paz durante diez años. La historia que relatamos hoy no trata sobre la paz, sino sobre la pérdida: de la vida, del hogar y de la dignidad.

Hay decenas de campamentos esparcidos por la ciudad para quienes huyen de la violencia en busca de refugio. Uno de ellos ha sido el hogar de Yagana durante los últimos cuatro años.

"Estaba muy aliviada por haber conseguido refugio, pero entonces, mi primera preocupación fue cómo conseguir alimentos. ¿Dónde conseguiré comida para alimentar a mis hijos?", comentó Yagana.

Alrededor de dos millones de personas se desplazan en el noreste de Nigeria a raíz del conflicto; Maiduguri ha alojado a más de un cuarto de millón de personas. Los alimentos suelen escasear en los campamentos.

"Estaba desesperada, sufríamos mucho. Tenía que hacer lo que fuese necesario para conseguir alimentos y ropa para mis hijos. No había otra forma", relató Yagana en voz baja, como si todas las personas en el campamento la estuviesen escuchando.

En 2015, Yagana huyó de su hogar junto con sus hijos - CICR/Sam Smith

"Vi cómo otras mujeres que dormían con hombres por dinero quedaban embarazadas y descartaban al bebé cuando nacía.

Quería quedarme con mi bebé. A pesar de ser un embarazo no planificado, lo crie".

Un silencio penetrante permanece el aire cuando dispara sus palabras: sexo a cambio de dinero, embarazos no deseados, bebés descartados, vidas pedidas. Todo sea por sobrevivir.

Sobrevivir

La violencia sexual es frecuente en el noreste de Nigeria. Tanto el conflicto como el desplazamiento resultante exacerban los riesgos y las consecuencias.

La violencia sexual se define como un acto de naturaleza sexual que se impone por la fuerza o amenaza de fuerza, o por coacción. Incluye la violación, la esclavitud sexual, el embarazo forzado y las relaciones sexuales transaccionales, entre otros actos.

Sin embargo, es difícil medir el alcance (el número de casos, la evidencia, las consecuencias). Las víctimas de violencia sexual son estigmatizadas, por lo que generalmente prefieren permanecer en silencio y el crimen se vuelve invisible.

"El sexo a cambio de dinero es un medio de supervivencia muy frecuente de las mujeres que habitan aquí", expresó Fátima*, otra residente del campamento.

"Todas las semanas, se oían de mujeres que daban a luz y descartaban el bebé. Algunas tiraban los bebés a las letrinas; otras, al basurero".

El servicio de restablecimiento del contacto entre familiares de la Cruz Roja ayuda a reunir a familiares - CICR/Sam Smith

Fátima es el único sostén del hogar. Tanto su marido como su hijo de diez años de edad están desaparecidos.

Este es el quinto año de Fátima en el campamento de Maiduguri. Al llegar, Fátima se esforzó por conseguir alimentos para su familia. Sus hijos salían y mendigaban.

Al igual que Yagana, el sonido de la voz de Fátima disminuye cuando relata lo que sucedió después. Recuerda cómo los hombres llegaban pidiendo favores sexuales y cómo las mujeres se sentían obligadas a acceder.

"Satisfacía a diferentes hombres, al azar", relató Fátima, "tenía que encontrar una forma de alimentar a mis hijos".

¿Cuánto dinero puede esperar ganar una mujer por pasar la noche con un hombre? Entre 200 y 500 nairas, monto que equivale a un dólar estadounidense aproximadamente.

"Recuperé mi dignidad"

Es increíblemente difícil entender qué llevaría a alguien a deshacerse de un recién nacido. La razón principal suele ser la estigmatización social, en contraposición con las dificultades económicas.

"El estigma social que padecen las mujeres que no están casadas y que tienen relaciones sexuales con otros hombres es demasiado alto", explicó Fumiko Nakashima, miembro del equipo del CICR que trabaja en Maiduguri para proteger y ayudar a mujeres en los campamentos.

"No solo deshonra a la mujer, sino también a toda su familia. Son marginadas sociales, y el estigma se extiende a los niños nacidos fuera del matrimonio."
En 2017, el equipo del CICR en Maiduguri mantuvo conversaciones con personas en un campamento para determinar las amenazas que enfrentan. Uno de los temas que surgieron fue el de las relaciones sexuales transaccionales.

Para evitar que las mujeres recurrieran a ellas, el CICR identificó a aquellas que necesitaban apoyo económico y les entregó dinero en efectivo para que invirtieran en un emprendimiento.

El proyecto piloto inicial ayudó a 100 mujeres en 2017 y 2018. Ahora se extendió para ayudar a otras 500 mujeres que, en su mayoría, había debido recurrir a las relaciones sexuales transaccionales.

Mediante un análisis del proyecto piloto, se observó que ninguna de las mujeres que recibieron donaciones en efectivo volvió a recurrir a las relaciones sexuales para obtener ingresos.

Tanto Fátima como Yagana se beneficiaron del proyecto piloto inicial. Basándose en la experiencia de su esposo como comerciante, Fátima invirtió el dinero que recibió en la compra de indumentaria y calzado infantil para la venta.

"Soy independiente porque ahora gano dinero para mí", manifestó Fátima. "Recuperé el respeto y mi dignidad como mujer. Lo que hice en el pasado no se repitió.

Otras personas me admiran, me ven como una persona independiente que puede sobrevivir por su cuenta.

Yagana invirtió sus cuotas en la compra de bolsas de frijoles del mercado para la reventa.

Obtiene una ganancia de 6.000 nairas (17 dólares estadounidenses) por semana, que divide en tres partes: un tercio para el ahorro, un tercio para reinvertir en su negocio y el último tercio para su familia.

"Hoy soy una persona diferente", afirmó Yagana. "Soy fuerte y puedo sostener económicamente a mi familia con mi trabajo. Espero que otras personas reciban la misma ayuda".

"Fue el hambre lo que me hizo estar con ese hombre. Ya no tengo hambre. Si lo vuelvo a ver, lo ahuyentaré".

El factor diferencial

Según el equipo del CICR en Maiduguri, algunos hombres que se involucran en relaciones sexuales transaccionales, no las perciben como "explotación", sino que se ven a sí mismos como proveedores de la mujer.

Dicho comportamiento debe ser cuestionado, en opinión de Sarah Cotton, responsable de política mundial del CICR en materia de violencia sexual.

"En estos casos, parecería que las mujeres eligen participar en relaciones sexuales transaccionales, pero no es una opción libre y hay una clara diferencia de poderes", expresó Sarah.

"El entorno es lo que llamaríamos coercitivo; la situación es profundamente estigmatizante y genera aislamiento. Mujeres y familias enteras pueden ser condenadas al ostracismo por sus comunidades".

El CICR utiliza un enfoque multidisciplinario en todo el mundo para ayudar a las víctimas de violencia sexual en situaciones de conflicto, que abarca la asistencia sanitaria y psicosocial, así como actividades de subsistencia. Sin embargo, el énfasis debe ser la prevención de la violencia sexual.

Sarah Cotton agregó: "Es responsabilidad de los Estados y de las autoridades prevenir la violencia sexual en primer lugar, entre otros aspectos, para que las personas nunca se encuentren en la situación de tener que recurrir a las relaciones sexuales transaccionales para sobrevivir".

"La violencia sexual en las situaciones de conflicto constituye una violación del derecho internacional humanitario y, por lo tanto, es un crimen de guerra. Es un delito devastador que tiene consecuencias múltiples. Su prevención debe ser una prioridad absoluta."

* Nombre modificado