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Declaración del presidente del CICR, Peter Maurer: la educación para las comunidades que viven en las líneas del frente debe ser una prioridad

En ocasión de la Cuarta Conferencia Internacional sobre Escuelas Seguras, que tuvo lugar del 25 al 27 de octubre de 2021 en Abuya, Nigeria, el presidente del CICR, Peter Maurer pronunció el discurso que se reproduce aquí abajo (grabado previamente) en el segmento de cierre.

Excelencias,

Quisiera agradecer a Nigeria por la organización de esta importante conferencia y por su compromiso con la protección de la educación en conflictos armados. El CICR tiene una presencia de larga data en Nigeria. Nuestra acción se ha centrado en el apoyo a las personas más afectadas por el conflicto y por la violencia en diferentes partes del país, especialmente en el nordeste.

Trabajamos en estrecha colaboración con nuestro socio, la Cruz Roja de Nigeria, para dar una respuesta sostenible y basada en las necesidades de las comunidades más vulnerables.

Han pasado seis años desde que se celebró la primera conferencia internacional sobre escuelas seguras, en 2015.

El CICR felicita a los 112 Estados que se han sumado al compromiso político de proteger a estudiantes, docentes, escuelas y universidades contra los efectos más graves de los conflictos. El amplio respaldo que consiguió la declaración es un logro destacable, pero aún queda mucho por hacer.

 

El CICR ha trabajado muchos años en zonas de conflicto para restablecer la seguridad y la protección en las escuelas, incluso las que se encuentran en las líneas del frente. Lo ha hecho de tres maneras diferentes: dialogando con los portadores de armas; llevando adelante programas para mitigar los efectos físicos y psicológicos de los conflictos, y trabajando con las autoridades para establecer marcos de protección de las escuelas.

En su diálogo con los militares y con otros portadores de armas, el CICR recuerda a todas las partes en conflicto las obligaciones que tienen en virtud del derecho internacional humanitario. Por ejemplo, en Ucrania, el CICR asesoró a las fuerzas militares y policiales ucranianas para integrar en su entrenamiento y actividades las normas del DIH y de otros marcos jurídicos y los principios internacionales aplicables a la función policial. También ayudó a funcionarios gubernamentales a implementar las disposiciones del DIH, especialmente las vinculadas al respeto de los servicios educativos.

No solo es necesario cambiar el comportamiento de los portadores de armas; las comunidades afectadas también deben recibir el apoyo que necesitan. Por ejemplo, en Sudán del Sur, el CICR trabajó estrechamente con el Ministerio de Educación para ayudar a niños de zonas remotas afectadas por el conflicto a rendir los exámenes nacionales de 2020 y 2021.

Análogamente, en Siria, el CICR ayuda a estudiantes que viven en zonas de difícil acceso a rendir sus exámenes. Por ejemplo, organizó el alojamiento de unos 3 000 estudiantes mediante la rehabilitación de 15 escuelas, para que pudieran presentarse a los exámenes oficiales. Este tipo de medidas prácticas pueden tener un significado decisivo para los estudiantes.

Por otro lado, el CICR ha formulado diversas medidas de prevención y respuesta para mejorar la protección y la seguridad de las escuelas. En Colombia, estudiantes y docentes aprenden sobre evaluación de riesgos y comportamiento seguro en estallidos de violencia, a través de la realización de simulacros y de la elaboración de planes de contingencia.

Estas medidas contribuyen a que las comunidades se sientan mejor preparadas, protegidas y seguras. Esto es fundamental porque sabemos que las escuelas se cierran no solo a causa de los ataques directos, sino, con mucha más frecuencia, por el miedo, el pánico y la impotencia, que paralizan a estudiantes y docentes y dañan su futuro.

Además de influir en el comportamiento de los portadores de armas y de apoyar en forma directa a las comunidades, la educación debe ser mejor protegida a nivel de los sistemas. En Brasil, por ejemplo, el CICR desarrolló una plataforma en línea y una aplicación que permite a los docentes informar de tiroteos en las escuelas en tiempo real y pedir ayuda.

Esta metodología de mitigación de riesgos ahora se ha convertido en una política pública que ha permitido reducir el cierre de escuelas en un 46 % en Río de Janeiro, pese a que los tiroteos en escuelas han aumentado un 39 % en esa zona.

Hay tres ámbitos que necesitarán nuestra colaboración multilateral para alcanzar los compromisos más importantes de la declaración sobre escuelas seguras.

  • En primer lugar, para lograr un cambio de comportamiento en los campos de batalla, instamos a que se respeten las normas del DIH que protegen la educación y a que los Estados sigan las directrices sobre escuelas seguras. El CICR ofrece su interpretación jurídica de las directrices y asesoramiento técnico a todas las partes interesadas sobre la mejor forma de aplicarlas en contextos específicos.
  • En segundo lugar, la respuesta humanitaria debe dar prioridad a las necesidades de las comunidades que viven en las líneas del frente. El CICR aspira a trabajar con los Estados y con organizaciones competentes para facilitar el acceso a la educación en zonas de difícil acceso, aprovechando nuestras competencias en protección y asistencia.
  • En tercer lugar, es necesario atender los efectos de los conflictos en los sistemas educativos. El CICR está dispuesto a trabajar con todos los interlocutores, incluidos los ministerios de Educación, para que su conocimiento y experiencia de trabajo en situaciones de conflicto y violencia puedan incorporarse en las políticas correspondientes.

Muchas gracias.