Artículo

Un emblema polémico

Por Sebastian Zelada.

El emblema de la cruz roja es mucho más que un mero logotipo. Su importancia es de tal magnitud que, en 1875, el Comité Internacional de Socorro a los Militares Heridos, la organización de asistencia humanitaria fundada por Henry Dunant, pasó a llamarse "Comité Internacional de la Cruz Roja" (CICR) para hacer referencia expresa al símbolo en su nombre. Hoy, el emblema de la cruz roja es reconocido mundialmente y se usa tanto para proteger al personal de socorro como para indicar la pertenencia al Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Sin embargo, su historia está marcada por la controversia. Ya en 1989, el entonces director del Departamento de Derecho Internacional del CICR, Yves Sandoz, expresó que en el emblema radican la fortaleza y la debilidad del organismo [1]. En las dos décadas subsiguientes, una serie de discusiones llevaron a la firma del Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la aprobación de un signo distintivo adicional (Protocolo III), cuya finalidad era resolver la delicada cuestión del emblema y zanjar un debate de más de un siglo.

La cruz como estandarte

El origen de la controversia es la cruz roja en sí, y sus muy debatidas connotaciones. Si bien durante mucho tiempo se sostuvo que el emblema solo representaba una bandera federal suiza invertida, parece que la verdadera historia es más compleja. François Bugnion señala que el punto de partida del concepto fue el fondo blanco, dado que ese color se usa para simbolizar la paz desde tiempos inmemoriales. En 1857, el médico militar francés Lucien Baudens propuso utilizar el color blanco como identificador universal del personal médico en el campo de batalla. Hasta ese entonces, los ejércitos usaban cualquier color para ese fin.

La cruz roja se introdujo posteriormente para que el emblema fuera más fácil de reconocer y para dirigir la atención a la organización de socorro pionera con sede central en Ginebra que, más adelante, se convertiría en el CICR. De hecho, en las minutas de la reunión de febrero de 1863 del Comité Internacional de Socorro a los Militares Heridos, precursor del CICR, se planteaba lo siguiente:

"Por último, la adopción de una insignia, un uniforme o un brazal podría ser de utilidad, para que los portadores de tal símbolo distintivo de uso universal reciban el debido reconocimiento"[2].

Para octubre de ese mismo año, la idea de usar un brazal blanco liso seguía liderando las opciones y no había, hasta ese momento, mención alguna de agregar una cruz roja. El emblema, tal como lo conocemos hoy en día, apareció por primera vez en el artículo 8 de las resoluciones de la Conferencia Internacional de Ginebra de 1863. Pero la gran pregunta es por qué se eligió una cruz y no otro emblema.

Por desgracia, la documentación contemporánea no proporciona una respuesta definitiva a ese interrogante. No hay registro de los argumentos utilizados para la adopción de ese emblema distintivo en particular. De todas formas, François Bugnion sostiene que, seguramente, las ventajas de la cruz hayan sido su sencillez, su facilidad de reproducción y los siglos de simbolismo asociados a ella.

La teoría antes mencionada sobre sus orígenes (según la cual el emblema solo representaba una bandera suiza invertida) no explica del todo que el concepto original girara en torno al color blanco ni refuta sus connotaciones religiosas, ya que la cruz federal suiza es una referencia al cristianismo[3].

Aun así, durante los primeros años del CICR, la cruz no generó mayores obstáculos para la institución, que era esencialmente europea. Todo se complicó cuando el organismo, con la intención de tener alcance mundial, se acercó a las naciones no cristianas (mejor dicho, cuando se desató la guerra entre ellas). Durante el conflicto que desencadenaría la guerra ruso-turca (1875-1878), el Imperio otomano, signatario del Convenio de Ginebra de 1864 para el mejoramiento de la suerte de los militares heridos en los ejércitos en campaña, anunció que usaría una media luna roja en vez de una cruz.

(CICR A)

París, 1867. Ambulancia turinesa Locati donde se ve la cruz roja sobre fondo blanco.

¿Emblema o logotipo?

El emblema tiene dos usos posibles:

Un uso protector; ser el símbolo visible de la protección especial otorgada por el derecho internacional humanitario a determinadas categorías de personas, equipamiento o vehículos. Para cumplir con esa función, debe tener dimensiones que lo hagan fácilmente visible y no debe incluir ningún agregado, ni en el emblema mismo ni en el fondo blanco. Ese sería la versión "pura" del emblema.

Un uso indicativo; ser el instrumento que señala que una persona o un bien tienen un vínculo con el Movimiento. Puede incluir información adicional, como las iniciales de la Sociedad Nacional, y debería ser relativamente pequeño en comparación con la persona o el objeto que identifica.

Esas dos funciones ayudan a distinguir el uso de la cruz roja como emblema o como logotipo: mientras que el primero tiene un uso protector, el segundo funciona a título indicativo. Cabe destacar que el emblema en sí mismo no confiere protección alguna. Es solo el símbolo visible del amparo que otorgan los Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales. Para obtener más información, se puede consultar el estudio del CICR sobre el uso de los emblemas.

Desafíos iniciales

En la circular n.º 36, el CICR se hizo eco de la decisión y destacó que ese reemplazo "coloca a la Sociedad Otomana en una posición de desigualdad con respecto a las otras Sociedades en materia de asistencia a los heridos". Y, además, propuso una solución:

"Corresponde a los Estados signatarios del Convenio de Ginebra resolver las cuestiones jurídicas; nosotros solo destacamos el hecho de que, según la nota enviada recientemente por el Consejo Federal de Suiza a la Sublime Puerta (las autoridades del Imperio otomano) y según la opinión de la mayoría de los gobiernos, el plan de reemplazar la cruz con una media luna en las ambulancias otomanas requeriría enmendar el artículo 7 del Convenio de Ginebra; y para que tal disposición fuera jurídicamente vinculante, los Estados que suscriben al Convenio deberían expresar su consentimiento por medio de un solemne acto legislativo internacional formulado y signado por los representantes de dichos Estados".

(CICR A)

1877. Guerra serbio-turca.

Aunque esta solución no se podía implementar en el corto plazo, ya que para eso era necesario convocar otra conferencia diplomática, el CICR avaló la creación de la sociedad de socorro otomana y su uso de un emblema alternativo a raíz del conflicto en curso. Durante la guerra, Gustave Moynier también recibió una queja de las fuerzas serbias, que acusaron a los soldados otomanos de haberle amputado el brazo a un miembro de la Cruz Roja porque estaba usando un brazal blanco con una cruz roja[4]. Por ende, se autorizó el uso de la media luna roja, al menos mientras durara el conflicto. El emblema siguió despertando acalorados debates en las décadas siguientes, ya que la sociedad persa de socorro, por su parte, adoptó el león y el sol rojos como alternativa a la cruz roja. La Conferencia Diplomática de 1906 para la revisión del Convenio de Ginebra de 1864 brindó una solución provisional aceptable a nivel internacional: reafirmó el uso de un único emblema distintivo, pero estableció que toleraba el uso de la media luna roja y el león y el sol rojos.

La incertidumbre de esa salvedad transitoria duró hasta 1929, año en que se realizó la conferencia diplomática que finalmente reconoció la media luna roja y el león y el sol rojos como emblemas del Movimiento. Durante la conferencia, las delegaciones de Egipto, Turquía y Persia solicitaron la incorporación de un apartado en el artículo 18 del Convenio de Ginebra del 6 de julio de 1906 para el mejoramiento de la suerte de los heridos y enfermos en los ejércitos en campaña que autorizara el uso de sus respectivos emblemas. En esas discusiones, un representante del Reino Unido planteó el asunto que, más tarde, sería conocido como "el riesgo de proliferación".

"Quisiera señalar que, si se admiten emblemas diferentes, es probable que haya riesgo de confusión. Si se adjudica un significado religioso a este signo, es posible que ciertos países que ya han adoptado la cruz roja digan: 'No es nuestro emblema religioso, así que pretendemos cambiarlo sustituyéndolo por otro'. Por lo tanto, considero que, desde un punto de vista práctico, sería un gran inconveniente"[5].

Como resultado, tras las enmiendas de 1929, el artículo 19 del Convenio de Ginebra para mejorar la suerte de los heridos y enfermos de los ejércitos en campaña autoriza el uso de un símbolo distintivo que no sea la cruz roja solo para las sociedades de socorro que ya utilizaban símbolos alternativos. Sin embargo, tal como lo explica Bugnion, esa solución fundamentalmente fallida no hizo más que reconocer el statu quo, sin ofrecer a las otras Sociedades Nacionales la posibilidad de elegir la media luna o el león y el sol rojos.

 

Las Sociedades Nacionales han incorporado la cruz roja a los símbolos correspondientes a su nación. Ilustraciones tomadas de las bibliotecas de esas organizaciones.

Asuntos pendientes

Estas cuestiones sin resolver alcanzaron su punto álgido durante los preparativos de la Conferencia Diplomática de 1949 para elaborar convenios internacionales destinados a proteger a las víctimas de la guerra (y durante la reunión propiamente dicha). A continuación, se detallan algunos puntos clave que generaron, en ocasiones, debates bastante acalorados[6].

Las falencias de la solución propuesta en 1929 se hicieron evidentes en 1935, cuando Afganistán solicitó que se hiciera otra excepción para admitir un cuarto emblema: el arco rojo. Unos años más tarde, el CICR convocó una conferencia de expertos para considerar la revisión del Convenio de Ginebra. La conferencia, celebrada en octubre de 1937, propuso restablecer el uso de un único emblema distintivo eliminando el párrafo del artículo 19 del Convenio de Ginebra de 1929 para mejorar la suerte de los heridos y enfermos de los ejércitos en campaña referido al uso de la media luna roja y el león y el sol rojos.

"Sería sumamente conveniente restablecer la unificación del emblema. (...) La cruz roja sobre fondo blanco no tiene un significado religioso, ya que representa la inversión de los colores heráldicos de la bandera federal de Suiza, adoptada en homenaje a ese país; dado que el signo distintivo debe tener un carácter internacional, no hay razón para reemplazar el emblema de la cruz roja con símbolos religiosos o emblemas nacionales"[7].

De todas formas, la ausencia de las delegaciones de Turquía, Persia y Egipto impidió la labor de la conferencia de expertos y, por lo tanto, la propuesta de Convenio revisada mantuvo las excepciones adoptadas en la Conferencia Diplomática de 1929.

(CICR/Jean Zbinden)

Ginebra, 1969. Ceremonia del 50º aniversario de la Liga.

Como resultado, la XVII Conferencia Internacional de la Cruz Roja celebrada en Estocolmo en 1948 tuvo como objetivo examinar las propuestas de revisiones, pero finalmente decidió no eliminar el apartado en cuestión. No obstante, manifestó su "anhelo de que los gobiernos y las Sociedades Nacionales pertinentes se esfuercen para volver a unificar el emblema de la Cruz Roja lo antes posible"[8]. Esa también fue la postura del CICR: en un documento destinado a los gobiernos invitados a la conferencia diplomática realizada en 1949, el Comité reiteró que, durante la conferencia preliminar de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de 1946, varias delegaciones habían recomendado "realizar acciones informativas adecuadas en los países de Oriente Próximo para explicar con exactitud el significado del emblema de la Cruz Roja".

Aquel documento, donde se hizo hincapié en que era poco práctico descontinuar el uso de la media luna roja en el corto plazo, incluyó varias soluciones posibles, y dos de ellas servirían de inspiración para las disposiciones del Protocolo III, aprobadas más de cincuenta años después:

  • El emblema de la cruz roja sobre fondo blanco se podría utilizar en todos los países. En casos excepcionales, los países tendrían la autoridad para agregar, en una esquina de la bandera, un símbolo particular de pequeñas dimensiones.
  • El Convenio de Ginebra podría reconocer, además de la cruz roja, un único emblema excepcional completamente nuevo para todos los países que no pudieran adoptar la cruz roja. Entre los símbolos contemplados había una llama roja, un chevrón rojo y un cuadrado rojo sobre fondo blanco.

Al final, esa conferencia diplomática tuvo pocos resultados tangibles, ya que el artículo 38 del I Convenio de Ginebra de 1949 repitió, palabra por palabra, el artículo 19 del Convenio de Ginebra de 1929 para mejorar la suerte de los heridos y enfermos de los ejércitos en campaña. Una solución alternativa propuesta por la delegación de Birmania (actualmente, Myanmar) fue que cada Sociedad Nacional sea libre de usar el emblema que considere apropiado con la condición de que siempre sea rojo sobre fondo blanco. La delegación de los Países Bajos, por su parte, sugirió diseñar un emblema completamente nuevo para reemplazar los símbolos utilizados hasta la fecha. Si bien todas las soluciones propuestas tenían sus defectos, al menos tenían el mérito de establecer igualdad de condiciones para todos los países, algo que el artículo 38 no logró hacer. En definitiva, se mantuvo la disposición que reserva el uso de emblemas distintos de la cruz roja a países que ya habían adoptado emblemas alternativos, y la conferencia diplomática se negó a autorizar, por ejemplo, el uso del escudo rojo de David (también conocido como la estrella de David), solicitado por la delegación israelí.

Usos indebidos del emblema de la cruz roja

Además de generar polémica por su significado, el emblema ha sido mal utilizado. Los usos incorrectos más comunes suelen ser los siguientes:

  • Perfidia. Uso del emblema en situaciones de conflicto para proteger a combatientes que cometen actos hostiles.
  • Usurpación. Uso del emblema por parte de personas o entidades que no tienen autorización para hacerlo, por lo general, farmacias u organizaciones no gubernamentales.
  • Imitación. Uso de cualquier signo que podría confundirse con el emblema.

Debido al valor protector del emblema, el Movimiento hace especial hincapié, desde hace largo tiempo, en el problema que representa su uso indebido. En 2001, el Movimiento encargó un estudio sobre los usos de los emblemas, cuya versión final se publicó en 2009.

Rumbo al Protocolo III

El tema del escudo de David surgió en repetidas ocasiones durante las siguientes décadas. La conferencia diplomática celebrada en 1949 no reconoció la sociedad de socorro Magen David Adom, establecida en 1930, porque usaba el escudo de David rojo como emblema. Casi veinticinco años después, en la Conferencia Diplomática sobre la reafirmación y el desarrollo del derecho internacional humanitario aplicable en los conflictos armados (1974-1977), la comisión israelí presentó una enmienda para que se reconociera el escudo de David como emblema oficial, aunque luego dio marcha atrás porque había pocas posibilidades de obtener un voto mayoritario a favor.

A principios de la década de 1990-2000, surgió una nueva complicación relacionada con el artículo 38; en concreto, el uso de un doble emblema. Kazajistán, que había declarado su independencia recientemente, solicitó usar tanto la cruz roja como la media luna roja sobre fondo blanco. Sin embargo, todas las disposiciones jurídicas adoptadas hasta la fecha contemplaban el uso de la media luna roja para reemplazar la cruz roja, no un uso simultáneo. A fin de cuentas, para evitar el riesgo de que el CICR no la reconociera debido a su emblema, la Sociedad de la Media Luna Roja de Kazajistán decidió usar la media luna roja y se unió al Movimiento en 2003. También hubo problemas similares con Eritrea. Pese a eso, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja sí usaba ambos emblemas desde 1983 para reflejar el nombre de la organización.

Se acercaba el siglo XXI y, aunque la República Islámica de Irán había dejado de usar el león y el sol rojos para adoptar la media luna roja, el Movimiento enfrentaba prácticamente los mismos obstáculos que habían causado asperezas casi medio siglo antes. A veces, el hecho de que la cruz roja y la media luna roja fueran los únicos dos emblemas reconocidos por el Movimiento se percibía como una inclinación a favor de cristianos y musulmanes. Aunque se consideraron varios emblemas alternativos, entre ellos, la palma roja (Siria), la rueda roja (India), el cordero rojo (Zaire) y la esvástica roja (Sri Lanka), todos fueron rechazados.

(CICR/Thierry Gassmann)

Ginebra, museo Rath. Inauguración de la exhibición “¿Humanizar la guerra? CICR: 150 años de acción humanitaria”.

Peor aún, se comenzó a cuestionar el objetivo principal del emblema, ya que la asociación de los símbolos con las dos religiones monoteístas predominantes socavaba la neutralidad que buscaba representar el Movimiento. El emblema, que pretendía simbolizar la unidad, parecía haber generado división. Semejante discordia demostraba la necesidad de hacer una revisión minuciosa del uso del emblema tanto dentro del Movimiento como en el marco del derecho internacional humanitario. En última instancia, los intercambios que comenzaron en la década de 1990-2000, tras un llamamiento del presidente del CICR Cornelio Sommaruga, llevaron a la firma del Protocolo III en 2005.

Las disposiciones del Protocolo III consagran el uso del cristal rojo como el tercer emblema del Movimiento, junto con la cruz roja y la media luna roja. Se eligió el cristal por sus asociaciones generalmente positivas (por ejemplo, con el agua) y por la simplicidad de su diseño. Con la ayuda de las fuerzas armadas suizas, el CICR incluso llevó a cabo pruebas de visibilidad para asegurarse de que el nuevo emblema tuviera las mismas capacidades protectoras que la cruz roja y la media luna roja.

Por último, el Protocolo III también estipula que las Sociedades Nacionales que usan el cristal pueden incorporar otro emblema adentro de dicho símbolo, siempre que se haya comunicado la decisión a las otras Altas Partes Contratantes. Esas Sociedades Nacionales pueden utilizar la designación de ese emblema y desplegarlo en su territorio nacional.

ENLACE A NUESTRA GUÍA DE INVESTIGACIÓN SOBRE EL PROTOCOLO ADICIONAL DE 2005

Material adicional

CICR, Estudio sobre el uso del emblema: cuestiones operacionales, comerciales y no operacionales, CICR, Ginebra, 2012.

François Bugnion, The emblem of the Red Cross: a brief history, CICR, Ginebra, 1977.

François Bugnion, "The red cross and red crescent emblems", International Review of the Red Cross, n.º 272, septiembre-octubre de 1989, pp. 408-419.

Derya Üregen, Le Croissant-Rouge, outil de modernisation ou reflet d'un empire à la dérive?: des débuts difficiles aux guerres balkaniques 1868-1913, tesis de maestría, Facultad de las Artes, Universidad de Friburgo, 2010.

Gerrit Jan Pulles, Crystallising an emblem: on the adoption of the third Additional Protocol to the Geneva Conventions, Yearbook of international humanitarian law, vol. 8, 2005, pp. 296-319.

El número 272 (octubre de 1989) de la International Review of the Red Cross habla extensamente del emblema.

Nuestro catálogo también incluye documentos que abordan la cuestión del emblema.

Además, los archivos audiovisuales del CICR tienen bastante material fílmico al respecto. Estos son algunos ejemplos:

  • La compilación de archivo del emblema, que ilustra los diversos usos del símbolo en varios países durante distintos períodos.
  • Los tres emblemas de humanidad, una entrevista con François Bugnion, historiador y miembro de la Asamblea del Comité Internacional de la Cruz Roja desde mayo de 2010.
  • Un breve audiovisual sobre el respeto hacia el emblema (incluye material de archivo que, en su mayoría, no pertenece al CICR).

[1] Yves Sandoz, "The red cross and red crescent emblems: what is at stake", International Review of the Red Cross, n.º 272, septiembre-octubre de 1989, pp. 405-407.
[2] Procès-verbaux des séances du Comité international de la Croix -Rouge: 17 février 1863 – 28 août 1914.
[3] Artículo (disponible solo en francés) sobre la "cruz federal" de Suiza incluido en el Dictionnaire historique de la Suisse.
[4] Derya Üregen, Le Croissant-Rouge, outil de modernisation ou reflet d'un empire à la dérive?: des débuts difficiles aux guerres balkaniques 1868-1913, tesis de maestría, Facultad de las Artes, Universidad de Friburgo, 2010, p. 53.
[5] CICR, Actes de la conférence diplomatique convoquée par le Conseil fédéral suisse pour la révision de la Convention du 6 juillet 1906 pour l'amélioration du sort des blessés et malades dans les armées en campagne et pour l'élaboration d'une convention relative au traitement des prisonniers de guerre et réunie à Genève du 1er au 27 juillet 1929, CICR, Imprimerie H. Jarry, Ginebra, 1906, p. 250.
[6] François Bugnion escribió el libro L'emblème de la Croix-Rouge: aperçu historique, donde presenta una reseña detallada de la historia del emblema. V. la sección "Material adicional" incluida al final de este artículo.
[7] CICR, Projet de revision de la Convention de Genève du 27 juillet 1929, CICR, Ginebra, 1937, p. 13.
[8] CICR, Révision de la Convention de Genève du 27 Juillet 1929 pour l'amélioration du sort des blessés et des malades dans les armées en campagne, CICR, Ginebra, 1948, en una nota al pie del artículo 31.

 

Artículo publicado originalmente en nuestro blog Humanitarian Law & Policy.