Informe

El CICR trabaja en una guía técnica sobre gestión e infraestructura carcelaria para un sistema penitenciario más humano

Balance Humanitario 2021

El documento se está elaborando en conjunto con autoridades de 11 países y brindará sugerencias para adecuar la infraestructura carcelaria de la región a los principios fundamentales de las Reglas Nelson Mandela

Nelson Mandela pasó 27 años de su vida privado de libertad debido a su lucha por los derechos humanos y por la igualdad racial. Su experiencia adquirida en las prisiones de Sudáfrica inspiró a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para elaborar las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Nelson Mandela), normas universalmente reconocidas para orientar a los países respecto del trato a las personas detenidas.

Mucho antes de la sistematización de estas reglas, en 1995, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ya trabajaba por el respeto de los derechos humanos de las personas privadas de libertad. Actualmente, el CICR presta apoyo a las autoridades penitenciarias de diferentes países de América Latina en la elaboración de un manual con criterios y estándares técnicos mínimos para la construcción y la reforma de establecimientos penitenciarios centrado en la realidad y las necesidades específicas de los países de la región, promoviendo el intercambio de experiencias en esa construcción conjunta. El proyecto se denomina Criterios para Estándares Técnicos de Infraestructuras Penitenciarias (CETIP).

El CICR comenzó este proyecto en 2018 y espera finalizarlo a fines de 2023. "El objetivo es elaborar una guía que sirva como referencia regional para los países de América Latina, ayudar a reformar y crear cárceles más humanas, centradas en la rehabilitación y la reintegración de la población carcelaria y en la preservación de la dignidad de esta población", afirma Patrícia Badke, coordinadora adjunta del Departamento de Protección de la delegación regional del CICR para Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, y responsable del programa en favor de las personas privadas de libertad.

Badke explica que el aporte de los países del Cono Sur es vital para el proyecto. "Esperamos que este documento permita que los países de la región se unan para elaborar normas nacionales capaces de proporcionar a las personas privadas de la libertad una infraestructura adecuada, funcional y digna, de acuerdo con la realidad y la capacidad de cada país", comenta.

La guía técnica de infraestructura penitenciaria presenta un contenido que se basa en aspectos de la gestión penitenciaria y tiene en cuenta los procedimientos, flujos y recursos humanos disponibles en el establecimiento.


A pesar del cierre de muchas fronteras y, consecuentemente, de la dificultad de realizar encuentros de trabajo presenciales debido a la pandemia, el CICR aunó esfuerzos con los países para realizar tres grandes eventos con autoridades penitenciarias de América Latina en 2021, dos de ellos específicos para discutir y dar continuidad al CETIP.

"En un contexto de pandemia y frente a diferentes prioridades de los sistemas penitenciarios, fue un desafío poder mantener el mismo ritmo de trabajo del proyecto en el mundo virtual, lo cual es totalmente comprensible. A pesar de eso, mantuvimos un contacto bilateral con las autoridades responsables de los diferentes países y preservamos la continuidad del CETIP. Paralelamente, nos preocupamos por hacer un seguimiento de cada sistema penitenciario para saber cómo estaban enfrentando ese momento particularmente difícil y ofrecer nuestro apoyo técnico", señala Patrícia.

Más allá de este proyecto, explica que el cierre de las fronteras limitó la presencia del CICR en los países de la región, pero fue posible adaptarse y mantener un diálogo de colaboración técnica con los países. "Con la apertura gradual de las fronteras, logramos, a fines de 2021, realizar una primera visita regional presencial a autoridades penitenciarias del Cono Sur, después de casi dos años desde el inicio de la crisis sanitaria de COVID-19. Sin duda, poder mirarnos a los ojos y construir juntos en la misma mesa tiene su valor agregado", afirma.

Cooperación

El CETIP cuenta, actualmente, con el compromiso directo de once países de América Latina, que desarrollan su contenido de forma activa. Tres de ellos están vinculados con esta delegación regional: Argentina, Brasil y Chile. Un cuarto país de la región, Paraguay, participa indirectamente, como revisor de los contenidos propuestos, con otros países, para asegurar que la versión final refleje la realidad del contexto regional, con diferentes aportes.

Patrícia Badke agrega que la idea es ir sumando esfuerzos, conocimientos y prácticas interesantes implementadas por estos países, con el fin de que puedan servir como guía para las otras naciones de América Latina y se apoyen mutuamente. "Estamos trabajando en la elaboración de criterios mínimos, basándonos en los principios fundamentales de las Reglas Nelson Mandela, lo cual no significa que los países deban contentarse. Si un país está en condiciones de utilizar en su contexto criterios superadores, mejor todavía", concluye.

Expectativas para 2022

Respecto del CETIP, la prioridad es seguir contando con el trabajo y los esfuerzos de los países de la delegación para el desarrollo de los criterios mínimos de infraestructura penitenciaria. "El papel del CICR es apoyar esta iniciativa regional y facilitar estos espacios de colaboración técnica que permitan la elaboración conjunta de estos criterios", explica Patrícia.

La delegación regional también espera poder volver a realizar actividades presenciales. "Es muy importante para nuestra labor de cooperación técnica poder, cada tanto, realizar una visita a los establecimientos penitenciarios, debatir y evaluar de qué manera el CICR puede colaborar, principalmente en las temáticas de gestión, infraestructura y formación del personal penitenciario", agrega.

Para concluir, el CICR también quiere fomentar la cooperación entre países con el objetivo de aumentar la sostenibilidad en los proyectos y posibilitar que los propios sistemas penitenciarios se fortalezcan mutuamente

Más información sobre las reglas Nelson Mandela

Las Reglas Nelson Mandela, adoptadas inicialmente en 1955, en el primer congreso realizado en Ginebra sobre prevención del delito y trato de infractores, reúnen 122 recomendaciones con un paradigma de encarcelación centrado en la justicia y en la necesidad de preservar la dignidad de las personas privadas de libertad.

Los países signatarios del documento son alentados a promover condiciones humanitarias de encarcelación y a valorar la labor de los profesionales del sistema penitenciario como un servicio social. Sin embargo, la propia ONU reconoce que no todas las prácticas pueden aplicarse uniformemente, debido a la diversidad de las realidades jurídicas, sociales y económicas de los países.

Las Reglas Nelson Mandela, revisadas el 22 de mayo de 2015, entienden que la privación de la libertad, por sí sola, ya es una penalidad, y que las personas no deben ser expuestas a condiciones extremas de sufrimiento ni perder su dignidad durante el cumplimiento de la pena.

La primera regla del documento considera que ninguna persona privada de libertad debe ser sometida a tortura ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. También prevé que siempre debe fortalecerse la seguridad de los reclusos, del personal penitenciario, de los prestadores de servicios y de los visitantes.

Cabe destacar que las Reglas Nelson Mandela deben aplicarse con imparcialidad, sin discriminación por motivos de condición social, color, sexo, género, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole. También se prevé la necesidad de una atención diferenciada hacia las personas que se encuentran en especial situación de vulnerabilidad en el encarcelamiento (menores, adultos mayores, mujeres, personas con discapacidad, población LGBTIQA+, entre otros).