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El inmenso poder de la formación en primeros auxilios dentro del ámbito escolar: una herramienta que salva y transforma vidas

Toda persona debería adquirir conocimientos esenciales en primeros auxilios, sobre todo los jóvenes, que suelen ser los primeros en responder ante situaciones de emergencia. Podrían salvarse más vidas si las primeras personas que llegan al lugar de los hechos hubieran recibido formación en primeros auxilios. Este año, el Día Mundial de los Primeros Auxilios se centra en la enseñanza de primeros auxilios a niños y docentes en particular, y a la comunidad educativa en general.

Se supone que las escuelas son ámbitos seguros, donde los niños aprenden y se desarrollan. Sin embargo, el CICR advirtió que, por desgracia, los conflictos armados y la violencia afectan profundamente los sistemas educativos en todo el mundo. Las escuelas y el personal educativo son blanco de ataques, los edificios escolares se utilizan con fines militares y los incidentes en materia de seguridad incrementan el pánico en las comunidades.

Precisamente esas son las razones por las cuales el CICR inició su programa de acceso a la educación. El objetivo del programa, que se estableció en 2017, consiste en asegurar que los niños puedan continuar o reanudar su escolarización en zonas con profundas secuelas por los conflictos armados y otras situaciones de violencia.

Una de las principales características de la labor del CICR son las sesiones de formación en primeros auxilios que se dictan en las escuelas. Los primeros auxilios preparan a docentes y a niños para tratar las posibles lesiones derivadas de incidentes de seguridad o de accidentes. Los alumnos y los docentes son excelentes socorristas, que, además, forman a sus compañeros. Transmiten en sus respectivas familias y comunidades los conocimientos adquiridos.

El CICR entrevistó a varios alumnos y docentes de todo el mundo que recibieron formación en primeros auxilios. Escuchemos por qué los primeros auxilios son fundamentales para ellos:

 

Khalida (Azerbaiyán) 

"Ahora me siento más segura y confiada. Además, llevo conmigo un pequeño botiquín de primeros auxilios que me acompaña a todas partes."

Khalida Asgarova es una alumna de 16 años de edad que quiere ser médica. Vive en Agdam, Azerbaiyán. Su aldea recibió ataques durante la escalada de las hostilidades que se produjo en el otoño de 2020. Las casas, los automóviles y la escuela sufrieron daños, y toda la comunidad tuvo que huir. Como consecuencia de la violencia, Khalida perdió a su padre.

Esta primavera, participó en sesiones de formación en primeros auxilios que impartieron el CICR y la Media Luna Roja de Azerbaiyán en su escuela. Una lección crucial que aprendió fue que, durante situaciones de emergencia, cada persona debe cuidarse primero a sí misma antes de ayudar a terceros.

Edificio escolar dañado por la escalada de violencia del otoño de 2020 (izquierda). El CICR y la Media Luna Roja de Azerbaiyán enseñan primeros auxilios en el marco del programa de primeros auxilios escolares (derecha). Karla HOOVER/ CICR

Desde que asistió a la sesión, Khalida ya ayudó a su amigo, quien se lastimó la mano con un vidrio roto. Ella pudo detener la hemorragia y vendar la herida por sí misma. Transmitió los conocimientos adquiridos a algunos de los otros alumnos que no habían podido asistir a la sesión y a sus primos más jóvenes.

Khalida sintió que las sesiones de formación eran importantes, dado que los docentes y los alumnos no contaban con los conocimientos adecuados y, por ende, realizaban algunas de las técnicas de manera incorrecta. De hecho, antes de recibir la formación, intentó ayudar a un alumno que había perdido el conocimiento en la escuela. En retrospectiva, se dio cuenta de que debería haber reaccionado de otra manera.

Marisela (Venezuela)

"Antes, nos sentíamos impotentes porque no sabíamos cómo abordar situaciones de riesgo ni qué hacer en presencia de un herido. Ahora, somos más conscientes. Cuando escuchábamos disparos o explosiones, los niños corrían hasta las ventanas para ver qué sucedía. Ahora, se tiran al suelo para no resultar heridos."

Marisela Mujica es la coordinadora de secretaría y ciudadanía de la escuela Jesús Maestro, que forma parte de la red "Fe y Alegría". La escuela está emplazada en uno de los barrios de Caracas, Venezuela. Ella integra el equipo directivo y gestiona la relación entre la escuela y la comunidad.

Una oficial de terreno de primeros auxilios del CICR indica a Marisela —camiseta roja— cómo vendar una herida (izquierda). Los participantes aprenden a tratar heridas, quemaduras, fracturas y otras lesiones de urgencia durante la preparación del simulacro (derecha). CICR

Los frecuentes enfrentamientos entre grupos armados o entre la policía y las pandillas siembran terror y estrés entre los miembros de la comunidad. Marisela recuerda, en particular, un grave incidente que sucedió en mayo del año pasado y que duró varios días. Los tiroteos en la zona hicieron que los niños y los docentes huyeran de la escuela. No pudieron regresar durante veinte días.

Desde entonces, Marisela —al igual que los demás en la escuela— temen que los enfrentamientos se reiteren. En la actualidad, todos son más conscientes de que esos hechos pueden desencadenarse en cualquier momento. Marisela describe que se sintieron como en una zona de guerra, escuchando tiroteos incesantes durante muchas horas.

Los enfrentamientos pusieron nerviosas a todas las personas, muchas de las cuales tuvieron que huir de sus casas. Aquellos que no pudieron salir debieron esconderse debajo de la cama para guarecerse de las balas.

Los participantes aprenden a tratar con los miembros de la comunidad afectados, que están angustiados psicológicamente. CICR

Lo más importante que aprendió Marisela durante el curso de primeros auxilios fue conservar la calma para preservarse a sí misma y hacer únicamente aquello que la haga sentir segura en ese momento. También explica que algunas de las técnicas de primeros auxilios que ya conocían eran incorrectas (p. ej., el tratamiento de mordeduras de serpientes). Luego del curso, no solo siente más seguridad, sino que, además, se siente mejor preparada, dado que varios compañeros recibieron formación.

Desde que asistió a las sesiones, Marisela y sus compañeros ya trataron pequeñas lesiones (p. ej., esguinces y arañazos e incluso una fractura). Algunos docentes solicitaron a los alumnos que enseñen algunas técnicas de primeros auxilios a sus compañeros mediante una presentación. Más importante aún, los docentes enseñaron a los niños comportamientos seguros durante tiroteos.

Marisela desea fervientemente que sus alumnos puedan regresar a la escuela sin peligro después de la COVID-19. Si bien desea continuar transmitiendo sus conocimientos a los niños, también quiere enseñarles valores relativos a las emociones sanas y la convivencia. Marisela describe una escena en la que desea ver el patio colmado de niños que juegan y corren, y que sean el fiel reflejo de nuestra nueva generación.

 

Ex niños soldados del Congo

"Durante las sesiones de formación, estos niños se sienten queridos y no dudan en manifestarlo abiertamente mientras reciben la instrucción. Recuerdo que, durante la última formación, uno de ellos dijo que nunca hubiera imaginado que una gran organización como el CICR pudiera pensar en él y en sus compañeros ni que esta les brindara formación, dado que sus comunidades los consideran bandidos."

Además de hacer que las escuelas sean ámbitos más seguros, los primeros auxilios son una forma de educación en sí misma que puede empoderar a los niños. A diferencia de Khalida y de otros alumnos con quienes dialogamos, muchos niños de todo el mundo ni siquiera pueden asistir a la escuela, como sucede especialmente con los niños que formaban parte de los grupos armados en la República Democrática del Congo.

Estos niños están excluidos de la sociedad y son vetados por sus propias comunidades, sin posibilidad alguna de crecer como lo hacen los niños "normales". No cuentan con el "refugio seguro" que representa la escuela y, en su mayoría, no tienen hogares, por lo que las oportunidades de aprender, jugar, relajarse o expresarse son pocas o nulas.

Como organización imparcial, el CICR integra en sus sesiones de formación en primeros auxilios a los niños que abandonaron los grupos armados. Formamos a los niños liberados de las fuerzas y grupos armados tanto en el centro BVES para niños y niñas (Goma) como en el centro Heri-Kwetu (Bukavu).

Las sesiones brindan a los niños la oportunidad de recuperar su voz y de regresar a sus comunidades para volver a llevar una vida normal. Debido a los conflictos permanentes que atemorizan a la población, es más probable que una persona con conocimientos de salvamento de vidas sea acogida y reintegrada en su comunidad. Los niños que optan por retomar la escolaridad pueden ayudar a sus compañeros en dificultades a prestar primeros auxilios cuando sea posible, además de enseñarles esas técnicas y compartir sus conocimientos con ellos. En ese proceso, logran respeto, confianza y una mayor difusión del salvamento de vidas para todos.

Las sesiones de formación en primeros auxilios deben ser accesibles para toda persona, sin discriminación alguna. Todos deben ser capaces de ejecutar maniobras de salvamento de vidas: es un acto humanitario esencial que permite a las personas salvar vidas y recuperarse de una lesión o de un desastre inesperados.

Los niños deben ser capaces de prevenir, identificar y evitar riesgos en la vida cotidiana. Deben conocer las normas de seguridad vial, identificar los peligros en los ámbitos doméstico y escolar, o en su comunidad y entorno, y deben saber cómo actuar ante emergencias, incidentes o accidentes.

No cuentan con el "refugio seguro" que representa la escuela y, en su mayoría, no tienen hogares, por lo que las oportunidades de aprender, jugar, relajarse o expresarse son pocas o nulas.

Más allá de las diferencias que existan en sus historias y en los retos que puedan encontrar en la vida diaria, Khalida, Marisela y los ex niños soldados de la República Democrática del Congo demostraron la contundencia de las sesiones de formación en primeros auxilios a la hora de devolver a las personas y a las comunidades escolares el sentimiento de seguridad, confianza y resiliencia que estas siempre tuvieron.

Estas actividades ponen en relieve los resultados positivos que el CICR puede generar al intervenir en pro de las personas afectadas y de qué manera, mediante el trabajo conjunto, los programas de acceso a la educación y a los primeros auxilios pueden aportar cambios tangibles a la vida de estos niños pese a los conflictos armados, las situaciones de violencia y la marginación.