Comunicado de prensa

Evitar una catástrofe: debemos actuar ya para que las armas nucleares no vuelvan a usarse nunca más

Declaración conjunta de la presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja, Mirjana Spoljaric, y el presidente de la Sociedad de la Cruz Roja Japonesa, Atsushi Seike, con miras a la cumbre del G7 en Hiroshima
19-21 de mayo de 2023

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la Sociedad de la Cruz Roja Japonesa celebran la elección de Hiroshima como ciudad anfitriona de la cumbre del G7, elección que subraya ante la opinión pública mundial las consecuencias calamitosas del uso de armas nucleares.

Mientras los líderes del G7 se reúnen en Hiroshima para la reunión, el mundo debe recordar el horror que causaron los dos bombardeos atómicos de 1945. Por la supervivencia de la humanidad, debemos liberar al mundo de armas que pueden tener consecuencias humanitarias catastróficas y causar daños irreversibles. Esto requiere una acción inmediata y decisiva de toda la comunidad internacional.

El riesgo de que se usen armas nucleares está ahora en su punto álgido, desde los peores momentos de la Guerra Fría, en medio de tensiones políticas crecientes y de la adopción de nuevas medidas para ampliar los arsenales. Incluso el empleo de las llamadas armas nucleares “tácticas” o de bajo rendimiento tendría efectos humanitarios devastadores y rompería con el tabú nuclear vigente desde hace 80 años. La bomba que se arrojó contra Hiroshima tenía una potencia de quince kilotones, lo que hoy se describiría como un arma nuclear pequeña. Causó la muerte de 140.000 personas.

Fue casi imposible prestar asistencia médica después de una sola detonación de una bomba de ese tamaño en Hiroshima en 1945. Hoy en día, sería incluso peor. Una detonación así abriría una puerta de miseria que nunca se cerraría, causaría un sufrimiento horrendo y generalizado, y conllevaría el riesgo de una escalada nuclear.

Con casi 13.000 armas nucleares en los arsenales de los Estados poseedores de armas nucleares, muchas de ellas con un poder destructivo mayor que el de la bomba de Hiroshima y listas para ser lanzadas en cuestión de minutos, ese oscuro escenario tendría efectos catastróficos en la salud humana, el medio ambiente, el clima, la producción de alimentos y el desarrollo socioeconómico en todo el mundo. Ningún gobierno u organización internacional está preparado para abordar tal situación.

El Comité Internacional de la Cruz Roja y la Sociedad de la Cruz Roja Japonesa fueron testigos directos del sufrimiento y la devastación inimaginables que causaron las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, cuando el personal humanitario y médico intentó, en condiciones casi imposibles, prestar asistencia a las personas heridas y moribundas. Hoy tenemos más conocimiento de los efectos nocivos a largo plazo de las armas nucleares. Los hospitales de la Cruz Roja Japonesa han continuado atendiendo año tras año a varios miles de sobrevivientes que han sufrido y muerto por cáncer y otras enfermedades vinculadas a la radiación nuclear. No podemos permitir que se repita ese oscuro episodio de nuestro pasado; se lo debemos a los sobrevivientes –los hibakusha– para asegurarnos de que los horrores que ellos sufrieron nunca más se repitan.

No podemos prepararnos, no podemos responder, debemos prevenir.

La única forma de garantizar que las armas nucleares nunca más vuelvan a emplearse es eliminándolas. Su prohibición es una medida esencial para lograr ese objetivo. Un número creciente de Estados ha reconocido la amenaza existencial que plantean las armas nucleares: 68 Estados han ratificado el Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares y otros 27 Estados lo han firmado.

Todo el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja reconoce que es extremadamente dudoso que alguna vez puedan usarse armas nucleares respetando los principios y las normas del derecho internacional humanitario. Además, cualquier uso de armas nucleares sería aborrecible para los principios de humanidad y los dictados de la conciencia pública. También es aborrecible cualquier amenaza de uso de armas nucleares, ya que implica la posibilidad de concretar realmente ese uso.

Siempre ha sido vital evitar que se vuelvan a emplear armas nucleares, pero en este momento es imperioso contener ese riesgo. Las amenazas de uso de armas nucleares y el discurso cada vez más estridente sobre las armas nucleares exacerban una situación que ya es peligrosa. Son bienvenidas las recientes declaraciones de líderes mundiales sobre la inaceptabilidad del uso o la amenaza del uso de armas nucleares.

Queremos que esas declaraciones se traduzcan en acciones. Por lo tanto, el CICR y la Cruz Roja Japonesa instan a todos los Estados a efectuar lo siguiente:

  • Firmar y ratificar el Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares.
  • Condenar todas las amenazas de uso de armas nucleares, implícitas o explícitas, independientemente de las circunstancias.
  • Abstenerse de toda expresión que prevea o especule sobre el uso de armas nucleares, que ignore o minimice las consecuencias humanitarias de ese uso o que de algún otro modo socave el tabú contra su uso.
  • Adoptar medidas concretas e inmediatas para reducir el riesgo de que se empleen armas nucleares: eliminar el estado de alerta alta de las armas nucleares, sostener el compromiso de no ser los primeros en usar esas armas y quitar la prioridad de las armas nucleares en las doctrinas militares y las políticas de seguridad.
  • Aplicar plenamente el Tratado de no proliferación de las armas nucleares y los compromisos adoptados en las conferencias de examen de ese instrumento, en particular, lograr la eliminación total de las armas nucleares, conforme a las obligaciones que los Estados tienen en virtud del derecho internacional.
  • Adoptar medidas contundentes para prestar asistencia a las personas afectadas por el uso o el ensayo de armas nucleares y para descontaminar el medio ambiente natural.

 

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