Declaración

Promoción y protección de los derechos de los niños: discurso del CICR ante las Naciones Unidas, 2015

Asamblea General de las Naciones Unidas, 70° periodo de sesiones, Tercera Comisión, artículo 68 del orden del día, discurso del CICR, Nueva York, 15 de octubre de 2015.

Cuando se ataca una escuela o se niega de otra forma el acceso de los niños a la educación, el daño causado a esos niños, a sus familias y a sus comunidades es profundo y, a menudo, persistente. Cada día que transcurre sin que los niños puedan acudir a la escuela pone gravemente en peligro su futuro. Durante los conflictos armados, los escolares suelen enfrentar notables obstáculos para acceder a la educación. Estos se pueden deber a la inseguridad general o a operaciones militares lícitas, pero también a las numerosas violaciones del derecho internacional humanitario (DIH) y otras normas pertinentes que suelen cometerse en esos contextos. En calidad de organización con la misión fundamental de atender las necesidades y las vulnerabilidades de las personas afectadas por los conflictos armados, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), lamentablemente, tiene conocimiento del devastador efecto de esa situación en la vida de los niños.

Sobre el terreno, observamos escuelas que sufren ataques directos o daños accidentales o que son utilizadas con fines militares. A veces, se almacenan o abandonan armas y municiones en su interior o sus inmediaciones, exponiéndolas a ser atacadas como objetivos militares potenciales o a daños accidentales. La presencia de armas y municiones pone directamente en peligro a los niños hasta que se retiran por completo, labor que puede demorarse años. Además, las partes en los conflictos armados acuden específicamente a las escuelas para reclutar a niños, que, a veces, son violados o padecen otras formas de violencia sexual en los centros educativos o a proximidad de estos. En vista de esos factores, en algunas ocasiones, los padres impiden que sus hijos asistan a la escuela y los docentes dejan de acudir al trabajo.

Los niños desplazados a raíz de conflictos armados son particularmente vulnerables. Su frecuente exclusión del sistema educativo durante largos periodos es motivo de preocupación para el CICR.

De forma paralela, el uso de escuelas como refugios para las personas desplazadas durante las hostilidades puede obstaculizar el acceso a la educación de los escolares residentes. También cabe destacar la situación de los niños privados de libertad que carecen de acceso adecuado a la educación.

El CICR despliega numerosas actividades educativas dirigidas a los niños afectados por las hostilidades. Promueve el respecto del DIH y, en particular, de sus disposiciones relativas al acceso a la educación, entablando un diálogo constante con las partes en los conflictos armados. Asimismo, vela por que los niños acudan a la escuela en seguridad, por ejemplo, mediante el establecimiento de espacios seguros para la enseñanza, la reconstrucción de los establecimientos dañados y la colaboración con profesores y estudiantes para fortalecer su capacidad y reducir su exposición y vulnerabilidad ante la violencia. Además, el CICR apoya las iniciativas de las autoridades locales para la escolarización de los niños desplazados o privados de libertad.

La educación reviste particular importancia para los niños que estuvieron asociados a fuerzas o grupos armados. Así, se debe elaborar y desplegar programas educativos y de formación profesional orientados específicamente a su reintegración en las familias y las comunidades.

El DIH incluye importantes disposiciones en las que se establece explícitamente que las partes en los conflictos armados deben velar por que los niños accedan a la educación en los conflictos armados tanto internacionales como no internacionales. El CICR las exhorta a cumplir esas obligaciones y a observar las demás disposiciones del DIH, incluidas las que rigen la conducción de las hostilidades. Estas prohíben, en particular, los ataques contra los civiles (con inclusión de los niños y los docentes) y los bienes civiles, como las escuelas, salvo que hayan perdido la protección ante los ataques y solo durante la pérdida de esa protección. También se exige que las partes en los conflictos armados adopten precauciones en los ataques y contra los efectos de estos.

Además, consideramos que las partes en los conflictos armados deben redoblar esfuerzos, habida cuenta de las circunstancias, para evitar que las escuelas se utilicen con fines que podrían entrañar la pérdida de su protección en calidad de bienes civiles. A ese respecto, el CICR ha seguido con interés las recientes iniciativas destinadas a impedir que escuelas y universidades se transformen en parte del campo de batalla. Estas pueden brindar orientaciones útiles sobre las medidas prácticas que cabe adoptar para reducir la utilización de los centros escolares con fines militares.

Los conflictos armados entrañan inmensos sufrimientos para los niños. Muchos de esos padecimientos se podrían evitar si se conociesen y respetasen más las normas del derecho internacional humanitario.
Así, el CICR exhorta, a las partes en los conflictos armados, a cumplir sus obligaciones en lo que respecta a la educación durante las hostilidades y a obrar por el respeto y la protección de los niños en todas las circunstancias.