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El medio ambiente natural, una víctima olvidada de los conflictos armados

Por lo general, se reconoce el impacto de los conflictos armados en el medio ambiente natural, pero suele subestimarse su escala. Por ejemplo, desde 1946 hasta 2010, los conflictos fueron el principal factor que permitió predecir la disminución de las especies silvestres. El derecho internacional humanitario protege el medio ambiente natural y tiene como objetivo limitar los daños que se le causen, no solo porque el medio ambiente sostiene la vida humana, sino también por su valor intrínseco.

El uso del medio ambiente natural como arma

Los conflictos y la degradación ambiental siempre han estado estrechamente relacionados. El derecho internacional humanitario prohíbe el uso del medio ambiente como arma. Esto significa que prohíbe los ataques deliberados contra el medio ambiente natural, en particular la destrucción de recursos naturales y el uso de técnicas de modificación ambiental (como el empleo de herbicidas para alterar el equilibrio ecológico de una región).

Por ejemplo, cuando se incendian campos petroleros, se liberan millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, y el ganado y otros animales mueren a causa del petróleo crudo que fluye libremente. Estos incendios también pueden contribuir al cambio climático, debido a los grandes volúmenes de gases de efecto invernadero que se expulsan a la atmósfera.

 

EPA/ Ahmed Jalil

Hamed Jasim, un trabajador del petróleo de Irak, se cubre el rostro en medio de una gruesa cortina de humo proveniente de un yacimiento en llamas

Disminución de la vida silvestre en puntos críticos para la biodiversidad

La utilización del medio ambiente natural como arma o los ataques dirigidos contra este pueden provocar daños inmensos. Sin embargo, en los conflictos armados, la mayoría de los daños causados al medio ambiente son incidentales. Por ejemplo, los ataques dirigidos contra objetivos militares suelen causar daños ambientales, del mismo modo que las actividades para seguir llevando adelante los conflictos, como la caza furtiva.

El Parque Nacional de Gorongosa perdió más del 90% de sus animales durante la guerra civil en Mozambique, que se prolongó 15 años. La población de búfalos americanos disminuyó de 14.000 a 100 individuos y la de hipopótamos, de 3.500 a 100. La población de elefantes disminuyó de 2.000 a 200, ya que su carne se utilizaba para alimentar a los soldados y su marfil se vendía para financiar la compra de armas, municiones e insumos.

EPA/ Jon Hrusa

Ojo de elefante

Luego de los conflictos: el impacto en la deforestación

Cualquier factor –incluso un conflicto armado– que impulse a las personas a abandonar una zona puede ser beneficioso para la vida silvestre o para los ecosistemas, ya que la zona logrará un respiro de las consecuencias del desarrollo.

Durante los conflictos, los grupos armados a veces se adueñan de zonas rurales y boscosas que brindan protección y funcionan como bases. La población local no puede ocuparlas ni explotarlas. Pero, cuando finalizan los enfrentamientos, también surgen oportunidades para que las personas exploten los recursos naturales que antes estaban fuera de su alcance. Por lo tanto, cuando una sociedad pasa de la guerra a la paz, es imprescindible tomar medidas para limitar la deforestación y el controlar el uso excesivo de los recursos naturales.

EPA/ Gustavo Amador

Selva

Protección del medio ambiente natural durante los conflictos armados

El derecho internacional humanitario reconoce que los daños al medio ambiente son una consecuencia inevitable de los conflictos armados. Para limitarlos, establece disposiciones que protegen el medio ambiente natural. Cabe destacar que el derecho internacional humanitario prohíbe los ataques al medio ambiente, excepto en los raros casos en que este se ha convertido en un objetivo militar. Asimismo, exige que las partes en conflicto contemplen si existe la posibilidad de causar daños ambientales antes de decidir un ataque.

El CICR aspira a sensibilizar sobre estas normas y sobre la necesidad de que las partes beligerantes limiten los daños a la naturaleza. Por lo tanto, está actualizando sus Directivas para los manuales de instrucción militar relativas a la protección del medio ambiente en período de conflicto armado, publicadas en 1994. Un mayor cumplimiento del derecho internacional humanitario ayudaría a limitar el daño causado por la guerra al medio ambiente natural y también ayudaría a las sociedades a recuperarse de los conflictos. El CICR trabajará con los Estados y con otras partes para que se incorporen las Directivas en los manuales militares y en la legislación y las políticas nacionales, y para que se implementen de manera eficaz.

Para prevenir el daño ambiental, las partes en conflicto podrían realizar las acciones siguientes:

  • evitar ubicar a las tropas o el material militar en ecosistemas frágiles o zonas protegidas, como los parques nacionales;
  • cartografiar las zonas de importancia ecológica o fragilidad, y no conducir operaciones militares en ellas; y
  • acordar la designación de esas zonas como zonas desmilitarizadas donde no pueda desplegarse ninguna acción militar y donde se prohíba el acceso de los combatientes y del material militar.

Puedes sensibilizar sobre lo que está en riesgo mediante las siguientes acciones:

  • incorporar en las agendas de las organizaciones cívicas, religiosas, sociales y políticas a las que pertenezcas la cuestión de la degradación ambiental en los conflictos armados y de la importancia de fortalecer el cumplimiento del derecho internacional humanitario;
  • compartir esta página en tus plataformas de redes sociales; y
  • destacar la importancia de etas cuestiones ante los medios locales.
Joseph King

Parque Nacional Virunga y áreas periféricas en Kivu Norte, República Democrática del Congo.